América Latina es la región que ha experimentado el mayor incremento en el número de personas calificadas que emigraron al mundo desarrollado en los últimos años, según un informe divulgado este miércoles por el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).
Entre 1990 y 2007, la cifra de quienes abandonaron suelo latinoamericano con su título universitario bajo el brazo para instalarse en alguno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) creció un 155%.
Los nativos de esta parte del mundo representan el 19% del total de los recursos humanos calificados en la OCDE, de acuerdo al reporte dado a conocer en la capital de Venezuela, Caracas, sede del SELA.
Algunos países de América Central y el Caribe perdieron hasta el 80% de sus profesionales, quienes lo abandonaron todo en busca de "visa para un sueño", como dice la canción.
De entrada nadie quiere irse; se van porque hay mejores oportunidades de trabajo. Y una vez que se han ido, es muy difícil que regresen
Pilar Norza, directora de la región andina de la OIM
En términos globales, unos cinco millones de médicos, ingenieros, arquitectos y otros profesionales latinoamericanos se habían embarcado en viaje de ida para el año 2007. Más del 80% de ellos había escogido como destino Estados Unidos.
Sin embargo, la mayoría de los emigrantes no encuentra la realización profesional en otras fronteras. De acuerdo con la investigación del SELA, más del 60% termina trabajando en empleos que no se corresponden con su formación.
Así, se convierten en protagonistas de una paradoja: sus habilidades y conocimientos se desperdician en el país de destino y se pierden -en muchos casos para siempre- para el país de origen, que en ocasiones se ve afectado por una escasez de técnicos y especialistas en áreas clave para su desarrollo.
"Uno de los retos es encontrar el balance entre las necesidades nacionales, para retener a los especialistas de ciertas profesiones, mientras que se desarrolla la cooperación con los países de destino. Que esto deje de ser un esquema perder-perder", le dijo a BBC Mundo el secretario permanente del SELA, José Rivera Banuet.
Más pequeños, más emigración
La "exportación" de personal calificado entre 1990 y 2007 experimentó el mayor incremento porcentual en México (270%) y en Brasil (242%). Sin embargo, países como República Dominicana y Haití aportaron casi el mismo número absoluto de profesionales que el llamado "gigante del sur": algo más de 200.000 personas.
JOSÉ RIVERA BANUET, SECRETARIO PERMANENTE DEL SELA
"Uno de los patrones característicos de migración calificada contemporánea es la presencia de tasas elevadas de emigración calificadas en países pequeños o con bajo nivel de diversificación productiva", señaló el SELA.
Jamaica constituye un ejemplo de eso. La isla es la tercera mayor fuente de emigrantes especializados en términos absolutos, con una cifra cercana a las 400.000 personas. Esto representa cerca del 14% de su población total y entre el 80% y 90% de todos sus egresados universitarios. Un cuadro similar se presenta en Guyana, San Vicente, Grenada y Haití.
"En América Central, la mayoría de los países tiene en el exterior entre la tercera y la cuarta parte de su población calificada (...) Los países de la región andina y los suramericanos son donde el fenómeno tiene menor incidencia; no obstante, algunos países como Colombia, Ecuador y Uruguay presentan tasas de alrededor del 10%", indica el informe.
Pero en términos absolutos, México va a la cabeza con cerca de 1.400.000 emigrantes altamente calificados para el año 2007, mientras que Cuba se sitúa en segundo lugar con alrededor de 400.000 profesionales.
Otro aspecto a destacar es una tendencia al crecimiento del componente femenino. El incremento fue del 127% en los años analizados, frente a 97% en el segmento masculino.
Tendencia creciente
De acuerdo a participantes en la presentación del informe, la llamada "fuga de cerebros" es una tendencia irreversible, aún a pesar de la crisis económica que en estos momentos está afectando a las naciones más adelantadas.
"El fenómeno de la globalización está permitiendo que haya un mayor desplazamiento de personas calificadas, y eso está ocurriendo a gran velocidad", señaló Rivera Banuet, el secretario del SELA.
Este proceso está alentado por las condiciones menos favorables que los latinoamericanos encuentran en sus países de origen, frente a la promesa de mejores condiciones en otras latitudes.
"De entrada nadie quiere irse; se van porque hay mejores oportunidades de trabajo. Y una vez que se han ido, es muy difícil que regresen", le dijo a BBC Mundo la directora de la región andina de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), Pilar Norza.
Eso, explicó Norza, es en parte para evitar la sensación de fracaso.
Sin embargo, el informe nota también que quedó atrás la preocupación que en los años 60 y 70 llevara a países de la región a promover políticas para evitar la fuga de cerebros.
"Hay una comodidad de algunos países que piensan que, si bien pierden ese recurso humano, se le compensa con las divisas que reciben por la vía de las remesas", explicó Norza. No obstante, y aunque no hay cifras que lo avalen, existe la percepción de que el emigrante que manda más remesas no es precisamente el más calificado, añadió.
Según Rivera Banuet, el fenómeno de la fuga de cerebros no se puede "frenar ni alentar, porque depende de la decisión individual de las personas", aunque haya un efecto indudable sobre los países "exportadores" de personal calificado.
En su opinión, la clave está en maximizar la situación, de modo que los países que educaron a los emigrantes calificados puedan obtener el mayor beneficio. Esto sería a través de programas de capacitación compartidos y otros acuerdos bilaterales y multilaterales.
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